sábado, 13 de agosto de 2011

Crónicas de Transilvania.

Capítulo VI.
Diario de Leda.

Dia 16 de Abril de 1495. 
Arghes, Valaquia.

A pesar de mis iniciales suposiciones, no fuimos recibidos por la ira de Vlad. Mandó a unos soldados a escoltarnos, fuimos recibidos de buen grado y acompañados por un poema del libro de Nod sobre el amor. Aunque pude ver la sorpresa en sus ojos al encontrarnos después de tanto tiempo. El regalo surtió el efecto deseado, ¡oh vanidad de vanidades!

Fragmento del Libro de Nod


Apenas he sido capaz de pronunciar palabra ante la presencia del descendiente del Dragón, tan sólo he podido responder a algunas preguntas directas con largos rodeos. 
Su esencia me ha mostrado que ha sido alimentado con la sangre de un vástago, quizás del Conde Radu, quien siempre mostró interés en abrazarle. Cosa que explicaría la causa de su salud, fortaleza y juventud, al igual que mis fieles que comparten conmigo el don divino de la copa de Dioniso.
Mostró curiosidad por saber quién nos había revelado su paradero y Alexandru sació esa curiosidad. Esperemos que no comprometa la integridad de nuestro aliado, cosa que dudo debido a su naturaleza escurridiza.
Esta noche se nos ha invitado a permanecer cierto tiempo en la fortaleza antes de revelar nuestros propósitos. Como parte de su interés en retenernos en su telaraña de diversión nos ha invitado a un juego de tiro con arco donde los caballeros han mostrado su habilidad tan poco sutil e inútil de arrancar una vida.
Drácula.
Más tarde, cuando he confiado a mis compañeros nuestras sospechas de la naturaleza de Vlad, Alexandru nos ha explicado que éste pertenece a una larga estirpe de Aparecidos, lo cual explica no sólo su longevidad, sino la presencia de vitae en sus venas.

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