sábado, 30 de abril de 2011

Crónicas de Transilvania.

Capítulo III.
Diario de Alexandru.


Día XXVI, Mes April, Año MCDXIII
(26/04/1.413)
 Tras un duro viaje llegamos a nuestro objetivo. El monasterio de Sernog se alza imponente ante nosotros. La catedral en el borde del precipicio se recorta sobre el cielo oscuro. Pese a estar ahítos de sangre (la sangre del único ghoul que pudimos traer) la sensación de malestar se extiende por nuestros cuerpos. En este lugar reposa algo verdaderamente siniestro. La presencia del Más Viejo perturba hasta al Cainita de voluntad más fuerte.
Catedral de Sernog.
 Al entrar en Sernog la desagradable sensación es más fuerte todavía. Miles de gárgolas colgadas nos miran con sus ojos hambrientos. Las sombras se desplazan en el borde de nuestra visión y un aliento gélido sopla en nuestra nuca. Algunos de los anarquistas salen corriendo. Otros pierden el control de sus actos y adquieren la forma Zulo. No se como pretendemos triunfar con gente tan débil en nuestras filas.
Intento cambiar de perspectiva pero algo me bloquea. El poder del Más Viejo, aun en letargo, es completamente terrorífico.  Me muevo al altar y solo un agujero contemplo. Llamo a Lugoj (líder del grupo y el elegido para alimentarse de la sangre primigenia, nuestro poder vendrá a través de él). Deja caer su poderosa sangre sobre el altar y este se abre. Empieza el descenso final.
Llegamos a una caverna imposible. Aquí en las entrañas de la tierra una inmensa cueva se sostiene. Una cueva tan grande como cualquier castillo. Una cueva capaz de afinar nuestro vértigo. Pasos enormes se acercan. La tierra tiembla y el destino viene a enfrentársenos de manera ineludible. Llegan los guardianes.
Criaturas altas como montañas. Mil extremidades, mil rostros castigados con el sufrimiento eterno. Latidos, garras, tripas… todo en ellas se agita frenéticamente. De sus innumerables fauces surge ácido, de un simple latigazo pueden partir la muralla más resistente. Son los Vozhd del más viejo. La bestia más poderosa del más poderoso de nosotros. Hacia mucho que no sentía… miedo.
Vozhd.
 Nos lanzamos sobre uno de ellos. Nuestras espadas abren cruentos surcos de sangre negra. Pero la bestia ni se inmuta. No somos más que mosquitos molestos. Mis golpes y los de Lazarus parecen penetrar más en la bestia,  pero da la sensación de que son igual de inútiles que el cuchillo de Leda. Entonces vienen las represalias. Un látigo se dirige a velocidad atroz sobre mí. Estoy preparado, pienso mientras levanto la espada, por un instante pienso que lo he conseguido. Pero enseguida me doy cuenta de mi error. Mi espada cede y recibo el golpe más potente que nunca he recibido. Ni el beso del sol es tan doloroso. La oscuridad me nubla y un vacío infinito me recoge.
Algún ruido sordo, un movimiento apenas perceptible, el sabor de la sangre. ¡La sangre del padre! ¡La sangre del Más Viejo! ¿Hay manera más dulce de despertar que ésta? El dulce néctar del Antediluviano fluyendo dentro de mí. La más espesa y sabrosa sangre que jamás probaré. Las fuerzas me vuelven, estoy bebiendo de Lugoj, lo hemos conseguido. Al parecer Lazarus me trajo aquí. 
El deleite me impide pensar, el fuego corre por mis venas, más potente que la sangre de la tierra. Noto como mi poder aumenta, noto como mi mente se expande y mis sentidos se afinan. Puedo ver a través del velo del mundo. Puedo ver como las raíces del árbol del mundo se hunden en las profundidades y sus ramas se alzan al cielo. Todo tan cerca… Los mismos dioses me temen. Nestrecha, Chernogolov… dioses inútiles, solo nombres para mí,  ahora bailo con vosotros. Ya no me atan las cadenas del cuerpo, ya nadie puede detener. Despliego mis alas y alzo el vuelo, el dragón ha despertado por fin, ya nada puede…

 ¡No! ¡¿Por qué te vas?! ¡¿Por qué me abandonas?! Dulce néctar, no me dejes así…
 Ya nada queda. Solo reminiscencias venidas del universo. Solo los posos del verdadero poder. Mi cabeza abrumada con imágenes, con sensaciones. He caído en un lago profundo y no soy consciente del mundo. Solo queda una pequeña mota. Un calor reconfortante en el cuerpo. La realidad es abrumadora tras la inmensidad. Pero estoy tranquilo. Ya se lo que he buscado durante toda la vida. Ya se cual es mi meta. Despertaré con mi verdadera forma y nada podrá evitarlo. Estoy un paso más cerca.
Tremeres, Mitru, Ventures…  disfrutad de vuestra irreal sensación de seguridad, pues pronto mi ira caerá sobre vosotros y el dragón se alimentará de vuestras cenizas.
Mircea… ya no te necesito, ya no eres de utilidad. Tus ridículas travas no te protegerán. Pese a que la sangre me obliga a quererte, mi odio es demasiado fuerte. Eres lo que se interpone entre yo y mi metamorfosis. Eres el siguiente paso…
Por fin abandonamos este maldito lugar. Un puñado de las cenizas del Más Viejo, un vial de la sangre de sus creaciones y una visión del auténtico poder. Es eso todo lo que me llevo.
Un ápice de ti y la certeza de mi camino. Es eso lo que queda en mi interior.

         Ya descendemos la montaña. Las palabras que Lugoj pronunció tras nuestra catarsis resuenan todavía en mis oídos:
“Desgraciadamente debo entrar en letargo como aquel al que acabo de destruir. Ahora contemplaréis la derrota de los odiados Antiguos. Os esperaré. En la noche de Gehena me alzaré y dominaremos el mundo. Mientras los demás Antidiluvianos devoran sus clanes, me uniré a vosotros, mis leales hermanos y los destruiremos. ¡Seremos lo únicos y prevaleceremos! Esperad a la Gehena. Preparados para la Gehena. ¡En la Noche de Gehena regresare a vosotros!”

De acuerdo hermano, te esperare en el fin del tiempo, te esperare y una vez allí descubriremos quien liderará nuestras fuerzas. Pues estate por seguro que para cuando despiertes ya te habré superado…

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