domingo, 27 de febrero de 2011

Crónicas de Transilvania.
Este es el diario de partida de una campaña de Crónicas de Transilvania, un módulo del juego de rol de Vampiro. Cuidado con los spoilers. Este es el segundo capítulo, que continúa al primero ya publicado en este mismo blog.


Diario de Leda 

hija, amante y esposa de su Dios




Dia 2 de Marzo de 1314.
Balgrad. Transilvania.

Yo, Leda, Nosotras, Leda, iniciamos este diario. Sabemos cierto que los humanos y otros inmortales como nosotros encuentran la paz escribiendo sus pensamientos para la eternidad. Quizás nuestra vida pueda ser una ventana abierta para los tiempos que han de venir, pues aunque nuestro amado señor no ha tenido a bien mostrármelos tras el velo de las noches en las que nos amamos, he podido sentir que no serán noches aciagas las que nos acompañen.
Empezamos este diario con la inestimable ayuda de nuestro hijo y sirviente Aeolos, ya que no sé si poseo la capacidad de concentrarme suficiente y ser yo, Leda, o ser nosotras, Leda. Tímidamente Aeolos nos acusa de no ser conscientes del tiempo en el que vivimos, así que insiste en ser el responsable de guardar mis pensamientos en esta caja de tinta y pergamino. Pero Aeolos, que sonríe cada vez que acariciamos su nombre como si no estuviera, no sabe de lo consciente que podría llegar a ser si nosotras, Leda, no nos interpusiéramos ante yo, Leda, tras los acontecimientos de esta noche.
En esta hora me hallo en los dominios de nuestro compañero Gerome, el Nosferatu que oculta su vergüenza religiosa bajo la máscara de la devoción. Podríamos hablar hasta el infinito de la vergüenza que nos causa a mí y a mi señor esta religión que reprime las bendiciones del ser, pero mi hijo me insiste en concentrarme.
Llegamos a este lugar tras recibir las letras que Gerome nos envió, poseído por las fatas seguramente, que dirigieron su blasfema e incrédula mano, conduciéndonos una vez hasta el telar que compone nuestro destino, pidiéndonos que acudiéramos a su hogar para examinar un códice sobre Demonios eslavos. Así que de vuelta a nuestra cruzada contra los hechos y poderes de Kupala llegamos aquí para descubrir, como ya he dicho, que Gerome no era consciente de haber manuscrito el llamado.
Los demás pensaron que un mal espíritu había tomado posesión del pío padre Gerome, o que había enviado las cartas por él, pero siempre hemos hecho bien de guardarnos nuestras opiniones, pues me entristezco constantemente cuando siento los susurros de sus desaprobadores pensamientos quemarnos la piel como si fueran la dolorosa luz solar. Así que mientras callando otorgaba y nuestras consciencias se estremecían de dolor y soledad, la vieja conocida figura de Octavio interrumpió en la estancia. Poseído cual sibila nos trajo palabras de verdad acerca de la Gehena.

La profecía de Octavio.

Durante largas horas se discutieron las palabras de Octavio pues su verdad era dolorosa. Nuestros caminos volvían a estar dirigidos hacia la extinción de Kupala, pues la tierra sobre la que habitamos todavía le pertenece. Pero las palabras del de los Ocho signos adelantan hechos que todavía somos incapaces de discernir. Mis compañeros discuten hasta prácticamente llegada el alba, nosotras Leda estamos en paz, pues sabemos que todo conocimiento llega en su justo momento. “El maestro llega cuando el discípulo está preparado para recibirle”, éstas eran pues, las dulces palabras que me dedicó hace muchas lunas mi amado Sire.

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